lunes, 20 de mayo de 2013

Almadura; ilusión en reconstrucción



Tienes que decidir
si te quieres enamorar del presente
o si seguirás queriendo hacerle el amor a mi
tu
pasado.

Se tumbó, me acercó a su pecho
y tres segundos después me besó como nuca”.

- Marwan -

Permíteme decirte, pequeño, que desde que indagué entre las líneas de la poesía,
entre grandes escritores (y poetas),
te he ido descubriendo paseando o recostado sobre los márgenes
de cualquier página de un libro.

Bailando entre acordes de cantautores y estrellas de rock
altamente conocidas por una minoría.

O he sido yo la que te ha redibujado a mi antojo
en apenas un trocito de papel, en cualquier momento.
A cualquier hora.

Quizás no sepas a cuento de qué viene esto,
pero intento tragarme todo el miedo que a ti te sobra.
Quitártelo.

Sé que es difícil acabar con ese pequeño monstruo
que se esconde debajo de tu cama,
en tu armario, bajo tu almohada y, peor aún, bajo tu piel.
En tu pasado.

Es realmente difícil, y jodido, acabar con ese miedo
que forma tan parte de tu pasado y de ti
que te impide ser libre en tu presente, conmigo.

Y me creí un poco más fuerte, valiente,
cuando me empecé a hacer un poquito más infinita
tras leer a una Inmortal.
Cuando ella le escribió a esa persona,
cuando le habló al mundo,
cuando gritó ante mis ojos en absoluto silencio ese
“ojalá siempre tengas miedo para que puedan quitártelo”.

¿Sabes? Creí que podría hacerlo;
que sería tan fácil como bailar mi canción favorita.

Imagíname girando ante tu mundo, a tu alrededor,
abriéndote los brazos, las piernas y toda la vida que me queda.
Podría ser tuya, la vida que me resta y yo.
Podríamos no dejar pasar este tren.

Tengo un billete para dos y las ganas suficientes de querer manejar las manecillas del reloj frente a tus pulsaciones.

Bebernos a morro todos los infartos; caer en tus suicidios.

Ironía es llamar jaula a tus brazos
cuando encuentro toda la libertad que necesito
en(tre) ellos y tu pecho.
Entre tú y cualquier pared.

La de veces que he querido quitarte las llaves de tu casa, corazón.
Colarme por tu boca y tragarme la llave con todos tus nudos de garganta.
Reconstruirte desde dentro los pedazos, tu interior en ruinas.

Hacer de castillos en el aire los pilares más firmes entre tus piernas
donde retar a la muerte, una vez más.
Morirnos de amor; resucitar al siguiente orgasmo.
Hacerte feliz, borrar el gris de tu escala de colores.

Nunca te he visto llorar
“pero tú,
puedes llorarme en la boca sin permiso
pienso tragarme todas las lágrimas”.

Quererte sin etiquetas, colmarte de poesía.
Vivir sin los paralelismos que acechan al mundo y todas sus utopías,
que sé que sabes que prefiero ese lugar entre tus piernas.

Y es que te han besado tantas
por fuera
que yo prefiero empezar a hacerlo
desde dentro.
"Y sé que sabes que un beso consiste
en mandar un arsenal contra el olvido".

8 comentarios:

  1. Decirte que abusas quizá sea poco, que emocionas a través de letras también sabe a poco, pero oye, que no dejes de escribir nunca en los márgenes, un saludo y un beso :)

    Ya sabes, sigue escribiendo!

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  2. No comentaré nada, sólo pregunto ¿La Inmortal?
    Un abrazo

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  3. He dejado de guardar tus versos para empezar a guardar tus poemas enteros. Y joder. Y menos mal que existes.

    :)

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  4. Inmortal como el sueño de las estatuas, iba a decir. Como el sueño de las manzanas que se sabían lunas estremecidas en la madrugada.

    De pequeñas, nada.

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  5. Me quito el puto sombrero. Genial, de verdad.

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  6. El agua brotaba cristalina, fresca y pura. Brotaba para él, para encontrase en sus labios y formar parte de él para siempre. El agua brotaba cristalina, fresca y pura y con aroma a deseo. Y el bebió y fueron uno para siempre. No fue su primera fuente, ni tampoco fue la última. La fuente siguió brotando para él, siempre limpia, sin poso, pero nunca volvió para embeberse de sus aguas.

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