lunes, 27 de mayo de 2013

Femme Fatale

"La poesía es una puta que llamamos sin poder pagar,
 se deja querer y después se posa a mirar 
como el chulo de turno nos da una paliza".

- Pablo Benavente - 

"Y se larga moviendo el culo cuando le da la gana. 
Como queriendo decir: mírame, no
vas a poder vivir sin mí".

- Paula Ramos Mederos - 

Prostituías tus ganas 
buscando algo similar al amor
en otras bocas
que llegaban hasta el fondo
de tus heridas.

No sabían curar; y tú 
te seguías dejando hacer.
Querías intentarlo una vez más.

Te largaste
de aquél lugar
en busca de salidas de emergencia.

Ya no estaba yo
donde te solía esperar
cuando me venías a buscar
porque te apetecía soñar
y volar
sujeto a mis alas.

Me largué
dándote la espalda 
como queriendo no saber de ti;
no queriendo verte más
después de aquella noche
que comenzó tras unas rondas de cervezas.
Y a esa noche
le persiguieron unas cuantas noches más.

Jugamos a cosernos
con los dedos; nos lamíamos
las heridas cada vez más
para borrar sus cicatrices.

Tuvimos éxito.
Lo conseguimos
con aquellas que no entendían 
de profundidad.

Y aún así nos dolía.

Mi vida ha dado un giro
y tú sigues igual,
persiguiendo minifaldas 
para adentrarte en la autopista de sus piernas,
para callejear como perro
todas sus calles
hasta el final.

Luego te abandonas
en la rotonda de la poesía 
en busca de versos donde encontrarte
antes de alquilar otra musa más,
y te mareas
hasta vomitar.

Tienes miedo de eso que llaman soledad.
Encontrártela de frente
cuando vives rodeado de tantas gentes.
Tiemblas y te mueres
por conseguir uno de esos abrazos
que te sujetan el mundo
cuando tú ya no puedes más.

Lloras
queriendo llenarle la vida
a alguna mujer fatal.

Pierdes las cuentas
de todos los colchones que te han visto reír
y bailar
encima o debajo de todas ellas,
y sobre ninguno te han visto despertar.

Tienes toda tu vida sujeta a "ojalás"
que no tienen motivos para cumplirse
si siempre los abandonas a la mitad.

Más luego dices
que te duelen mis poemas
si te ves en algún verso final.

lunes, 20 de mayo de 2013

Almadura; ilusión en reconstrucción



Tienes que decidir
si te quieres enamorar del presente
o si seguirás queriendo hacerle el amor a mi
tu
pasado.

Se tumbó, me acercó a su pecho
y tres segundos después me besó como nuca”.

- Marwan -

Permíteme decirte, pequeño, que desde que indagué entre las líneas de la poesía,
entre grandes escritores (y poetas),
te he ido descubriendo paseando o recostado sobre los márgenes
de cualquier página de un libro.

Bailando entre acordes de cantautores y estrellas de rock
altamente conocidas por una minoría.

O he sido yo la que te ha redibujado a mi antojo
en apenas un trocito de papel, en cualquier momento.
A cualquier hora.

Quizás no sepas a cuento de qué viene esto,
pero intento tragarme todo el miedo que a ti te sobra.
Quitártelo.

Sé que es difícil acabar con ese pequeño monstruo
que se esconde debajo de tu cama,
en tu armario, bajo tu almohada y, peor aún, bajo tu piel.
En tu pasado.

Es realmente difícil, y jodido, acabar con ese miedo
que forma tan parte de tu pasado y de ti
que te impide ser libre en tu presente, conmigo.

Y me creí un poco más fuerte, valiente,
cuando me empecé a hacer un poquito más infinita
tras leer a una Inmortal.
Cuando ella le escribió a esa persona,
cuando le habló al mundo,
cuando gritó ante mis ojos en absoluto silencio ese
“ojalá siempre tengas miedo para que puedan quitártelo”.

¿Sabes? Creí que podría hacerlo;
que sería tan fácil como bailar mi canción favorita.

Imagíname girando ante tu mundo, a tu alrededor,
abriéndote los brazos, las piernas y toda la vida que me queda.
Podría ser tuya, la vida que me resta y yo.
Podríamos no dejar pasar este tren.

Tengo un billete para dos y las ganas suficientes de querer manejar las manecillas del reloj frente a tus pulsaciones.

Bebernos a morro todos los infartos; caer en tus suicidios.

Ironía es llamar jaula a tus brazos
cuando encuentro toda la libertad que necesito
en(tre) ellos y tu pecho.
Entre tú y cualquier pared.

La de veces que he querido quitarte las llaves de tu casa, corazón.
Colarme por tu boca y tragarme la llave con todos tus nudos de garganta.
Reconstruirte desde dentro los pedazos, tu interior en ruinas.

Hacer de castillos en el aire los pilares más firmes entre tus piernas
donde retar a la muerte, una vez más.
Morirnos de amor; resucitar al siguiente orgasmo.
Hacerte feliz, borrar el gris de tu escala de colores.

Nunca te he visto llorar
“pero tú,
puedes llorarme en la boca sin permiso
pienso tragarme todas las lágrimas”.

Quererte sin etiquetas, colmarte de poesía.
Vivir sin los paralelismos que acechan al mundo y todas sus utopías,
que sé que sabes que prefiero ese lugar entre tus piernas.

Y es que te han besado tantas
por fuera
que yo prefiero empezar a hacerlo
desde dentro.
"Y sé que sabes que un beso consiste
en mandar un arsenal contra el olvido".

domingo, 12 de mayo de 2013

Eras la peor bala de mi historia.

NOTA: Este poema lo escribí hace un par de días y lo publiqué en un nuevo blog:Proyecto Insomne,como mi primera huella en él, en el que David (@imagiinate) y Jose (@jose_jdk) tuvieron la loca idea de crear para escribir junto con otras personas, y es un honor que me quisieran incluir a mí desde un principio. Yo diría que no es un proyecto aunque tenga ese nombre, sino algo más, un cúmulo de sueños y mucha poesía. Gracias.


"Voy sin dejar huella donde pise
y sólo las verás cuando me marche.
No te preguntes nunca si te quise,
ni me preguntes
por qué".

- Carlos Salem - 

Ya no te vas a asomar por las yemas de mis dedos
para salir en forma de palabras.
Ni siquiera mis dedos tocarán algún punto más de tu piel.
No,
ya no.

Se queda restringido tu acceso a mí,
te prohíbo
a muerte
para no saltarme la norma,
porque ya no cabes en esta vida
que un día quiso ser tuya.

Te dejaste desnudar a medias
pero no llegaste a romper las mías, de verdad.
Te vendiste
por unas cuantas palabras
que supe escribirte,
y serán eternas
como un día quise que fueras tú.

Pero tal vez no.
No,
ya no.

Quise hacer de ti
el mayor lienzo sobre el que plasmar
y hablarte de arte.

Quise romper las normas
sin romperte el corazón,
pero mira
al final la que sale arañada,
aunque no lo parezca,
vuelvo a ser yo.

Me sigo guardando páginas en blanco
que nunca completaré con tu nombre,
y esas, quizás
serán mi mayor antología
poética
jamás publicada

la de mi silencio
y mi puntualidad con respecto a tus ausencias.
Esas
a las que nunca solía faltar.

Desnudaste mis miedos casi del todo
y me dijiste que las dudas
era lo peor que podía tener el ser humano,

y yo
las tenía.
A montones.

Te dije que tenía más de mil imperfecciones.

Te hablé de realidades
y tú entendiste cuentos de ciencia-ficción,
sin un final.

Se quedaron cosas en el tintero
que no te supe
-quizás tampoco quise-
decir
ni escribirte
en su momento

mucho menos ahora.

Ojalá te hagan volar
como un día te hice hacer yo
-sin ni siquiera tocarte-,
mejor, incluso.

Ojalá.

Sé de canciones que ahora suenan
desafinadas
y conozco otras formas de vida
en seis cuerdas.
Sé de poemas convertidos en notas de suicidio,
en recuerdos que no se quieren volver a recordar
sin ti.

Sé de poetas
que te versan los humores
en lugar de las heridas
o los sueños,
de sales que ya no curan
sino escuecen.

El mejor remedio es la saliva.

Puto Nacho,
sabe de qué hablo
cuando callo
lo que pienso
al pensarte
en silencio.

Aspira la esencia
y la realidad de cada verso
cuando quieras recordarme,
cuando me eches
y sea de menos
-que yo ya te estoy echando
de más-

y ojalá no te duelan tiempo después
mis versos, si te leen
porque yo
no será quien te cure todas tus cicatrices
aún abiertas.

Borra todas las fotos
que nunca nos hicimos.
No emprendas ese viaje
del que jamás volvimos.

Detén tus noches
en otro reloj
que quiera contar el tiempo,
que yo he dejado de hacerlo
para seguir viviendo,
sin mirar-te
atrás.

Por favor
deja de besarme en sueños
si nunca supiste estar
para quedarte.

Ya no tienes más poemas donde verte.
Esto no es un ensayo, amor
es tu propia muerte.

jueves, 2 de mayo de 2013

Le he visto respirar entre letras, darle sentido a la vida.

"Tus palabras al más puro estilo francés,
hablan de matarme, pero haces
que me acaricien el corazón
como si las tildes no fueran balas.

Y yo me dejo".

- Sara Bueno - 

He visto a la poesía desnudarse
a los pies de mi cama
mientras se mordía el labio superior
y me comía con los ojos.

La he visto 
llevando los pantalones,
en lugar de vestido
o faldas
que pueda alborotar el viento,
y también he visto
cómo los dejaba por los suelos.

La he vuelto a ver
más de una vez
de espaldas al mundo
para que éste
se apoyase en ella,

en su espalda.

Y me ha visto a mi
sonreír 
al enamorarme de
todas y cada una
de sus constelaciones.


(pero también le he visto yo
a él
querer vivir
cerca de mis pecas).

No lo niego.

Poner mis bragas
por bandera
en la nación de tu espalda
a modo de conquista

y que suenen gemidos
como himno nacional.

Esta guerra,
- te aviso -
no ha hecho más que empezar.

He visto cómo la luna
crecía de envidia
al vernos cada noche
resplandecer
mucho más que ella
en la oscuridad de tu habitación.

He visto cómo la poesía
sentía el mismo vértigo
que sienten las gotas de cerveza
cuando se te derraman por la boca.

La he visto correrse en ese instante,
detrás de unas gafas de sol
y una sonrisa tímida
mientras escuchaba alguna canción de rock.

Pero tampoco he podido evitar
llamarla puta
de vez en cuando

cuando los versos se hacían nudos
de doble lazo
en mi garganta.

La he visto con más ganas
que fuerzas
de subirme al cielo
en un grito.

La he visto,
también,
temblar de miedo

y de frío.

He visto a la poesía
en una barba de tres días,
en unos iris azules
de pupilas negras.

He visto el mundo sostenido
entre sus manos,
y la vida
entre sus piernas.

Y querer hacer de ellas
los pilares sobre los que 
edificar el resto de mi vida.

He visto a la poesía,
como una funambulista,
en las comisuras de sus labios

bailando de puntillas
sobre todos sus precipicios.

Le he visto
a él
envuelto en poesía
cuando me dejó caer su vida
en uno de mis abrazos

La he visto a ella,
una vez más,
sin palabras.