martes, 13 de mayo de 2014

Desastre feliz

Ahora que me he despertado
me doy cuenta de
que todo sigue igual
que ayer:

Me despierto en la cama de
la misma habitación desordenada.
La que aún tiene las bolsas de la ropa nueva 
que me compré
en el escritorio,
justo en el mismo lugar.

La que deja ver ropa sucia de un par de días
dejándose caer
muerta
sobre la silla 
en la que ya apenas me siento,
desde que prefiero la cama.

El mismo montón de libros 
por leer
sujetándome los sueños por la noche
en la mesita
junto a una taza vacía de té.

Ahora que me he despertado
y me he dado cuenta 
de que todo sigue igual,
de que nada se ha movido,
ni siquiera la aguja del reloj que dejó
tiempo atrás
de marcar las horas

me doy cuenta
sin mirarme al espejo,
de que lo único que ha cambiado hoy
soy yo:
que soy un poco más feliz que ayer.

Y todo lo demás
no importa.